PRODUCTIVIDAD: ¿ESTRÉS O LIBERTAD? TÚ ELIGES

La productividad en el siglo XX

Desde el siglo pasado se han popularizado una serie de principios fundamentales sobre la gestión del tiempo y la organización personal que vienen demostrando su eficacia durante décadas. Como ejemplo, la matriz urgencia-importancia de Eisenhower o los métodos clásicos de planificación.

Sin embargo, las cosas han cambiado de forma vertiginosa durante los últimos años. Nos encontramos en la era de la información, caracterizada principalmente por el extendido y elevado estrés que padece la población en general, pero sobre todo los ejecutivos, empresarios y profesionales liberales.

Por tanto, los sistemas tradicionales de gestión del tiempo que hemos estudiado hasta ahora pueden seguir siendo válidos, aunque a partir de ahora debemos analizar nuevas técnicas y herramientas encaminadas a aumentar nuestra productividad personal a la vez que combatimos el estrés y la ansiedad.

El estrés de la vieja productividad

El estrés, por definición, es un mecanismo de supervivencia, es una respuesta de defensa automática ante los estímulos desconocidos, que en tanto que son desconocidos, son registrados por nuestro cerebro como potencialmente peligrosos. Por tanto, algo de estrés es bueno y necesario.

Entonces, ¿por qué el estrés se ha convertido en un enemigo tan perjudicial? Muy sencillo: porque se trata de un mecanismo diseñado para activarse de forma puntual ante una situación desconocida que pudiera suponer un peligro potencial, para luego desactivarse una vez que el peligro haya pasado. Sin embargo, en la actualidad, este mecanismo está activado de forma continua, porque en la era de la información estamos recibiendo estímulos desconocidos de forma permanente, lo que hace que el estrés también sea continuo y constante.

Pero ni la información nueva, ni siquiera el exceso de ésta, es estresante por sí misma. Lo que nos estresa es desconocer qué supone realmente toda esa información que nos ha llegado y aún no hemos tenido tiempo de conocer, la que nos sigue llegando y aún no conocemos, y la que nos seguirá llegando. Toda esta información desconocida supone un potencial peligro para nuestro cerebro. Además de la nueva información que constantemente nos llega, también hay otras fuentes de estrés, como son todas esas situaciones que suponen un cambio para nosotros. Esos cambios exceden de nuestro control y no podemos prevenirlos. Por eso, los nuevos programas de productividad personal pretenden ocuparse de los aspectos que sí dependen de nosotros y que, por tanto, podemos controlar para mejorar nuestra organización personal.

Libertad personal en el s. XXI

En nuestro programa LIBERTAD PERSONAL, acompañamos a gerentes y directivos a construirse un sistema único y personal de organización, cambiar sus actitudes y sus hábitos en el uso de su tiempo y emplear las herramientas que mejoren su capacidad de elegir en qué quieren enfocar su vida.

Solemos motivar a nuestros estresados empresarios a que se afilien (imaginativamente) al sindicato que queremos crear: el sindicato LIBERTAD, del acrónimo Liberación Individual para decir Basta a la Explotación Reiterada del Tiempo de Autónomos y Directivos. Y realmente la mayoría de nuestros clientes necesitarían un buen enlace sindical que defendiera contra ellos mismos la insensatez de una jornada laboral interminable que muchas veces pasa de las 60 horas semanales.

Y tú ¿te apuntarías al “sindicato” por la LIBERTAD PERSONAL?

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