CÓMO EVITAR LA PROCRASTINACIÓN

EXCUSAS O RESULTADOS

La procrastinación es el hábito de postergar o dilatar una tarea que tenemos el compromiso de resolver. Evitarla implica hacer lo que tienes que hacer hoy, sin esconderte detrás de algunas de estas excusas: «Ahora no lo voy a hacer, pero mañana sin falta lo haré seguro», «En este momento no estoy concentrado, pero mañana estaré más fresco y le meteré mano», «Ahora no me siento con ganas suficientes, así que voy a salir para relajarme un poco», entre otras.

LOS ORIGENES DE LA PROCRASTINACIÓN

La procrastinación puede ser consciente o inconsciente, y puede estar motivada por alguna o por varias de estas razones: antipatía o desagrado por el asunto, miedo a tomar una decisión, inapetencia, pereza, desconocimiento, indecisión, mala planificación y organización, etcétera.

En ocasiones, el origen de este mal hábito está en una baja forma física o anímica. Si es así, habrá que ponerle remedio. No hay ninguna necesidad de ir arrastrándose en el trabajo por algo que podemos y debemos solucionar.

En otras ocasiones puede ser la desidia la causa de dejar las cosas para luego. Desidia que puede ser la consecuencia de una cierta debilidad de carácter. O de hábitos arraigados desde la infancia.

Con frecuencia, la causa más importante es el miedo a tomar decisiones. Elegir implica el riesgo de equivocarse, y supone el abandono de otras opciones, quién sabe si mejores.

De cualquier manera, los asuntos que más posponemos son aquellos que resultan más desagradables o más peligrosos. Abordarlos, porque conducen a lograr las metas y objetivos, es una de las características de los triunfadores.

La clave está en analizar y determinar cuál es la causa que produce la tendencia a posponer las tareas o las decisiones.

SUSTITUIR EXCUSAS POR HÁBITOS PRODUCTIVOS

Para vencer a la procrastinación hay que sustituir las excusas por hábitos productivos, tales como:

  1. Cultivar la actitud proactiva;
  2. Darle valor y sentido a cada tarea gracias a nuestra visión global;
  3. Relacionar cada asunto con el logro de nuestros objetivos e imaginar con actitud mental positiva las recompensas que vamos a obtener tras la ejecución de nuestras tareas;
  4. Pensar en las consecuencias negativas que produce el aplazamiento de las tareas y en los verdaderos perjudicados (la familia y los compañeros de trabajo);
  5. Simplificar una tarea descomponiéndola en pequeñas actividades más fáciles de ejecutar;
  6. Aprovechar las horas en las que nos sentimos más productivos y con más ganas;
  7. Desafiar a los asuntos que nos da miedo afrontar, determinando cuál debe ser el primer paso y darlo inmediatamente, para comprobar que nuestro temor era infundado;
  8. Afrontemos las tareas siguiendo el orden inverso de nuestros gustos, empezando por los trabajos que menos nos apetecen. Por supuesto, esta regla está subordinada a la regla de las prioridades: si un trabajo «agradable» tiene mayor prioridad, entonces tiene preferencia sobre uno «desagradable» de menor prioridad. Este principio, si lo aplicamos regularmente, nos aportará un beneficio psicológico puesto que percibimos que la jornada va mejorando según avanza.

Nuestro programa de ORGANIZACIÓN PERSONAL te ayudará a descubrir si eres víctima de este improductivo hábito, y en tal caso, te ayudará a encontrar las causas que lo producen y te marcará las pautas para que le pongas una solución rápida y efectiva.

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