Relato #10 LA BOMBA DE AGUA Y LA BOTELLA

Para los que se enfrentan a inversiones difíciles

“Érase una vez un hombre que estaba perdido en el desierto, a punto de morir de sed. Llegó a una cabaña semiderruida y desvencijada donde se encontró una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado, cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una botella vieja.

La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo leer que decía: “Para que esta bomba funcione, primero necesitas cebarla vaciando en ella, toda el agua de esta botella. PD.: Haz el favor de rellenar la botella antes de irte.”.

El hombre abrió la botella y efectivamente tenía agua. La botella estaba casi llena de agua. Pero ahora se enfrentaba a un gran dilema: Si bebía el agua podría sobrevivir, pero si echaba el agua en la vieja bomba oxidada, quizá obtendría agua fresca del fondo del pozo, podría tener toda el agua que quisiera y podría llenar la botella para la próxima persona, pero ¿y si no funcionaba?

¿Debía perder toda el agua que tenía, esperando que aquellas instrucciones, escritas no se sabía cuándo, fueran ciertas?

Con temor, el hombre volcó toda el agua en la bomba y empezó a bombear… La bomba empezó a chirriar, pero nada ocurrió. Al cabo de unos instantes surgió un hilito de agua; después un pequeño chorro y, finalmente el agua brotó con abundancia. La vieja y oxidada bomba hizo salir mucha, pero mucha agua fresca y cristalina. El hombre llenó la botella y bebió de ella hasta saciarse. La llenó otra vez para el próximo que pasara por allí, la enroscó y agregó una pequeña nota a la etiqueta.

¡Créeme, funciona! ¡Necesitas dar toda el agua antes de poder obtenerla otra vez!”

 (relato popular  recogido por Jaume Soler & Merce Conangla en “Aplícate el cuento”)

Beber ahora la escasez o confiar en un futuro abundante pero incierto. Arriesgarte a morir de sed y dar todo lo que tienes pensando que todo lo que das te será devuelto con creces. Realmente es una decisión difícil, similar a la que se nos plantea cuando tenemos que invertir todo lo poco que tenemos en un proyecto que nos promete grandes beneficios pero con toda la incertidumbre de un futuro cambiante.

El riesgo siempre existe y la dificultad de tomar una decisión está más en lo que tienes que dejar que en lo que puedes ganar. El simbolismo en el cuento de vaciar el agua de la botella  significa todo lo que hay que abandonar al acometer un nuevo proyecto: la seguridad a corto plazo, la comodidad de lo ya conocido, el propio instinto de protegernos de los riesgos…

Posiblemente la función del coaching sea la misma de ese mensaje final: vaciarte de todos tus miedos y hacerte consciente del valor de todo lo que ya tienes para “cebar” la maquinaria de hacer realidad tus proyectos.

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