Los 11 aprendizajes que me han enseñado mis clientes
En mis últimas sesiones de coaching con mis clientes me ha surgido una cuestión de fondo: ¿es el coach un maestro o un aprendiz?
Se supone que los clientes buscan respuestas a sus problemas y los coachs lo que tenemos son preguntas. Preguntas para tomar consciencia y cuestionarse sus creencias limitantes y para superar sus marcos preestablecidos.
En ese contexto, muchas veces te encuentras con clientes en los que aprecias un gran potencial, gente que tiene sus objetivos más claros que uno mismo, o que son mucho más organizados que el propio coach o que tienen una habilidad comercial o de dirección que nos supera. Ahí es donde te puede surgir el “Sindrome del Impostor”, muy habitual en coachs, terapeutas y todos aquellos que traten con personas. Te entra la inseguridad de pensar ¿qué le voy a enseñar yo a éste, si puede que sepa más que yo?
Sin embargo, esa es la trampa. Estamos tan habituados al rol de maestro-alumno que no acabamos de entender la relación de coach-cliente, que es de igual a igual. No es un papel de alguién que sabe más que tú y te dice cómo hacer las cosas (maestro) sino el papel de un jardinero que riega la semilla (el potencial) que tienes dentro y crea las condiciones para que germine. Y es en este símil donde el jardinero puede convertirse a su vez en aprendiz y admirador de ese desarrollo y aprendizaje.
Y yo defiendo ese papel de aprendiz, que requiere humildad, respeto y confianza absoluta en las capacidades del cliente. Confieso que he aprendido con mis clientes mucho más de lo que he tenido la sensación de haberles aportado. Afortunadamente, los participantes de nuestros programas tienen una percepción diferente y para ellos es mayor el aprendizaje propio y siempre son muy agradecidos con nuestro acompañamiento y con los resultados que consiguen.
Como resumen, quiero replicar los aprendizajes que me decía un cliente, deportista y triatleta, que a él le había reportado el deporte. Con una pequeña adaptación me sirven para exponer todo lo que yo he podido aprender de mis clientes:
- No se puede hacer mucho en poco tiempo. Todo necesita un tiempo de adaptación.
- El trabajo y la perseverancia es lo que hace que tus sueños se hagan realidad.
- Lo más importante es que tus acciones estén alienadas con tus valores
- Cuanto mejor te va todo, se puede caer y es algo con lo que hay que contar y aceptarlo.
- La esperanza es lo último que se pierde, porque somos más capaces de lo que normalmente nos creemos.
- Si te apoyas en un equipo conseguirás llegar mejor, más alto y más lejos
- Es fundamental visualizar los objetivos, imaginar dónde quieres llegar
- El poder de la mente hace milagros. Una mentalidad positiva se acerca al éxito.
- Aunque a veces somos nuestro peor enemigo, el coaching te permite ser justo contigo mismo y sacar todo tu potencial
- Somos privilegiados y debemos agradecer sinceramente todo lo que tenemos.
- Hay que disfrutar de lo que realmente importa antes de que sea tarde.
Este último aprendizaje es uno de los que más repiten mis clientes y engloba todos los anteriores. Por ello uno de los principales trabajos de todas las sesiones de coaching es averiguar qué es lo que realmente deseamos y, una vez enfocados con nuestro propósito, comprometernos con un plan de acción que nos acerque, en un horizonte temporal, a nuestro verdadero sueño.
Y tú ¿aprendes también de tus clientes?