DESCUBRE TU IKIGAI, EL MOTOR DE TU NEGOCIO Y DE TU VIDA

El término ikigai (escrito en japonés  生き甲斐 ) es una palabra japonesa que se traduce como la razón de ser o aquello que te hace levantarte con ilusión cada mañana. Y explica muy gráficamente el sentido de la vida mediante la unión de dos términos: 生き (iki = vida, estar vivo) y 甲斐 (gai= valor, lo que vale la pena).

Los autores Hector García y Francesc Miralles, popularizaron esta palabra en su libro “Ikigai: Los secretos de Japón para una vida larga y feliz” publicado en 2016. En él compartían las claves de la “eterna juventud” de las personas centenarias de Ogimi, un pueblo de Okinawa que es una de las regiones con mayor longevidad del mundo y que se basaba en tener una “razón de ser” que nos procure la felicidad de estar siempre ocupados. En contradicción con nuestra cultura, que espera el momento de la jubilación para “no hacer nada”, los centenarios de Okinawa tenían siempre una ocupación: cuidar la huerta, hacer artesanía, aprender idiomas o enseñar a los más pequeños. Y esta actividad les procuraba una vida con sentido y feliz.

Sin esperar a ser tan veteranos, todos nosotros podemos avanzar en buscar nuestro propósito. De hecho, si hasta ahora no te habías parado a pensar cuál es tu objetivo en la vida, ya tienes uno: descubrir tu ikigai.

Para descubrir cuál es nuestro ikigai debemos responder a estas cuatro preguntas:

1º) ¿Qué es lo que amo?

2º) ¿Qué es lo que hago bien?

3º) ¿Qué crees que el mundo necesita de ti?

4º) ¿Qué es aquello por lo que deberían pagarte?

El desafío de encontrar este propósito es conjugar estos cuatro aspectos que dan sentido completo al ikigai. Habitualmente conseguimos aunar 2 ó 3 de ellos y así nos acercamos a nuestro objetivo parcialmente, pero no llegamos a sentirnos totalmente realizados. Posiblemente en esta continua búsqueda esté la gracia de este planteamiento, lo importante quizás no es llegar, sino el camino que recorremos para encontrarlo.

Resulta muy interesante pensar en lo que tenemos y lo que nos falta cuando unimos dos de los cuatro aspectos:

  • Tenemos una PASIÓN: cuando hacemos algo que realmente nos gusta hacer y lo sabemos hacer bien
  • Conocemos nuestra MISIÓN: si algo nos encanta y además es útil para el mundo
  • Será nuestra VOCACIÓN: si aquello que es útil a la sociedad o los demás supone además nuestra forma de vida.
  • Tendremos una PROFESIÓN: cuando nos pagan por aquello que sabemos hacer bien

Incluso con 3 de los aspectos cumplidos podemos tener una sensación de vacío, inutilidad, incertidumbre o pobreza, tal y como muestra el gráfico. Sólo en el centro donde confluyen todos los círculos encontrarías tu verdadero ikigai.

Este gráfico tan “redondo” tiene la ventaja de visualizar en un sencillo formato “floral” todo lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de plantearnos un sentido o propósito en la vida. Pero, como todos sabemos,  la puesta en práctica no es tan inmediata. Requiere un esfuerzo, un trabajo intenso que es a la vez un reto maravilloso e ilusionante. Ya sabemos el qué, ahora nos falta saber el cómo.

En nuestro programa MOTIVOS PARA LA ACCIÓN veremos cómo definir nuestra misión personal, a través de indagar en nuestros deseos y alinearlos con nuestros valores. Unos valores que nos abrirán a los otros, a la comunidad ya que sentirnos útiles a los demás es una de las claves para realizarnos como seres humanos.

También trabajaremos las herramientas que nos harán enfocar nuestra pasión para conseguir nuestra misión. La visualización de ese futuro y la toma de conciencia de tus recursos y realidad actual son las herramientas básicas de este aspecto.

Después de definir e imaginar hacia dónde vamos y desde dónde partimos, nos sumergiremos en las herramientas del trabajo con objetivos y metas concretas para conseguir hacer realidad estos sueños.

Por supuesto, indagaremos en aquellas barreras que nos impiden alcanzar todo aquello que queremos y veremos que nuestro mayor obstáculo seremos nosotros mismos.

Por último encararemos el concepto del éxito, desde el punto de vista más occidental o desde el lado más zen-oriental que nos ayudará  a encontrar las claves para convertir nuestra profesión, aquello que monetiza nuestras habilidades y deseos en una verdadera vocación, para así cerrar el círculo virtuoso del ikigai.

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