Toda empresa que pretenda lograr un nivel de excelencia debería conocer las leyes físicas que pugnan por acabar con ella. Ser consciente de las mismas y comprender cómo nos afectan es la puerta a superar con éxito estos principios físicos de la materia.
1.- El principio de Inercia
En física, la inercia es la propiedad que tienen los cuerpos de permanecer en su estado de reposo o movimiento relativo o, de forma general, la resistencia que opone la materia a modificar su estado de movimiento. O sea, un cuerpo conserva su estado si no hay una fuerza que actúe sobre él. Es lo que se denomina la 1ª ley de Newton.
En la empresa la ley se formula así: “Para qué vamos a cambiar si siempre se ha hecho así”. O bien se tiende a no hacer nada o a hacer lo mismo una y otra vez. Vemos entonces que la tendencia al “escaqueo” o a la inmovilidad es una cualidad física intrínseca a la materia contra la que debemos luchar y no sólo una simple ineficiencia de empleados perezosos.
Todo lo que no recibe un impulso decidido y continuado hacia la acción no se mueve, o simplemente se repite hasta el hartazgo sin cambios. Y, según se formula en la 2ª ley de Newton, existe una relación lineal entre el esfuerzo que se aplica y el movimiento que queremos conseguir. Los recursos, la atención y la prioridad que reciba una acción serán proporcionales a los resultados. Nada importante se logra sin un esfuerzo importante.
Y también viene a cuento la 3ª ley Newton: según el principio de acción y reacción, toda fuerza aplicada a un cuerpo recibe una resistencia de igual dirección e intensidad pero de sentido contrario. Lo que aplicado a la empresa diría: “No se puede esperar que los cambios que sacan a las personas de la comodidad de la rutina se acepten sin resistencia”. Todo plan de acción que no contemple un plan de reacción está dejando de evaluar lo que realmente pasará. No es algo para no que hay que prever un plan B, por si acaso, es algo que inevitablemente ocurrirá y será mayor cuando mayor sea el cambio y hay que contar con ello, a nivel de esfuerzo, tiempo e inversión.
2.- La Entropía
La entropía es uno de los conceptos fundamentales de la Segunda Ley de la Termodinámica (la Primera ley es aquel axioma tan conocido de que la “Energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”: muy útil para motivar a una buena gestión medioambiental en la empresa). Se define como la función que sirve para medir el grado de desorden dentro de un sistema. Permite medir la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema que no puede usarse para producir un trabajo, disipado en forma de calor.
Según la segunda ley de la termodinámica: “La evolución espontánea de un sistema aislado se traduce siempre en un aumento de su entropía.” Por tanto la segunda ley de la termodinámica está diciendo que los sistemas aislados tienden al desorden, a la entropía. En el ejemplo clásico, un plato si se rompe, aumenta su entropía y además se requiere un aporte extra de energía (y pegamento) para volver a su estado inicial de entropía
En la empresa la entropía se define como la tendencia al caos o desorden organizacional o también nos puede servir para medir aquellas actividades de un mecanismo o sistema que no se convierte en trabajo, o sea las ineficiencias de un proceso.
Los sistemas, para mantener su propia actividad, consumen parte de los recursos que convierten en productos (materias primas, energía,…). Si se trata de sistemas cerrados, la entropía les afecta de forma gradual ya que van perdiendo su capacidad o su potencial de transformación de recursos en productos. Los sistemas abiertos pueden evitar el aumento del grado de entropía y disminuirlo y evolucionar hacia estados de orden y efectividad crecientes. Entonces se dice que hay entropía negativa.
En definitiva, es necesario aportes continuos de esfuerzo y recursos para evitar que el desorden y la ineficiencia se apoderen de todos los rincones de la empresa. Para controlar la entropía en la empresa es por tanto fundamental la planificación y organización a todos los niveles.
3.- La Gravedad
La Ley de la Gravedad supone una fuerza atractiva, “directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa”. O sea, que a mayor tamaño de un cuerpo, la fuerza de atracción que tendrá sobre un objeto más pequeño será mayor y a mayor distancia menor atracción.
También es la fuerza que mantiene en movimiento a los planetas y estrellas, de manera que de no estar en constante movimiento los cuerpos celestes caerían atraídos por el cuerpo de mayor tamaño, en nuestro caso, el sol.
Para una empresa, la formulación sería: “Por muy alto que puedas estar (con un producto puntero, una alta cuota de mercado, unos beneficios estupendos) hay una fuerza poderosa que te lleva a bajar”. Y cuanto mayor sea la competencia y más cercana la tengas, mayores serán las fuerzas que te tiren hacia abajo.
La única forma de mantenerse en órbita es estar siempre en movimiento como los planetas. Todo cambia; los mercados, las necesidades de tener productos nuevos, las condiciones de promocionar los productos o servicios, el modo de comunicarnos, los software, las diferentes generaciones en la empresa ,… Y la forma de mantenerse es estar siempre en movimiento, atento a las nuevas oportunidades, investigando nuevos productos, innovando en los canales de distribución o buscando mercados alternativos. En definitiva no acomodarse en el éxito, porque la ley de la gravedad es universal.
Como resumen, es necesario esfuerzo, organización y movimiento constante para evitar que la inercia, la entropía y la gravedad acaben con tu empresa. ¡Luchamos contra las leyes de la física!